19-11-2006

CORRUPCIÓN POLÍTICA EN CHILE

Hablando acerca del futuro de nuestro país, un amigo ya fallecido y que no militaba en partido alguno, afirmó convencido: "En política acciona lo más deleznable de la especie humana". En esa reunión de amigos, quienes éramos fervientes seguidores de la Concertación tomamos con humor su punto de vista . Sin embargo hoy, con sólo la información de la prensa, tendríamos que hallarle toda la razón. Con sólo lo que entrega la prensa, porque siempre queda la sospecha de que la verdad puede ser cambiada, torcida, postergada, ocultada, negociada. La "lógica del poder", tan propia de la política, debe ser transparente en su intención y puesta al servicio de propuestas que impulsen la felicidad humana y el progreso social. A nosotros, los "ciudadanos", nos resulta muy duro comprobar que ciertos políticos traicionan lo más noble que tiene esta actividad: la posiblidad de construir una sociedad donde imperen la libertad y la justicia social. Como verdaderas estrellas de la farándula, sean de izquierda, centro o derecha, aparecen en televisión esos personajes públicos que convierten en "agenda oculta" la razón de ser de la política. Son los que "operan" a través de terceros, compran lealtades, administran redes de influencia y poder, y que a través de los medios de comunicación tienen el descaro de erigirse como sancionadores morales del resto de sus congéneres. A pesar de la corrupción que muchos de los políticos chilenos han incorporado en sus prácticas habituales, tanto para figurar como para alcanzar cargos y representaciones, la política sigue siendo una actividad noble, aunque no exenta de debilidades. El sistema democrático, hasta ahora la única forma más igualitaria y expedita de elegir gobernantes, no tiene una fórmula que prevenga contra la elección de mendaces, ambiciosos, hipócritas e ignorantes. Recordemos las falsificaciones de certificados de estudios para cumplir requisitos de inscripción como candidatos, las facturas ilegales conseguidas para hacer rendiciones de cuentas, loa fraudes al Fisco y las denuncias contra empresas infractoras, que jamás han llegado a conclusiones o sanciones porque "misteriosamente" quedan en el olvido. Mientras el pueblo, que somos todos los que vivimos de nuestro trabajo, no alcance niveles de educación y desarrollo que le permitan ejercer no sólo la crítica, sino todos sus derechos y deberes ciudadanos, los enemigos de la libertad y la democracia tendrán muchas y variadas oportunidades para manipular las necesidades y sentimientos de los más desposeídos. En múltiples hechos denunciados ante la opinión pública se advierte que los perjudicados no son los ricos, ni los empresarios, sino los beneficiarios de los programas de desarrollo y promoción social que financia el Estado, que se supone representa a todos los chilenos. En consecuencia, es urgente y necesario perfeccionar el sistema electoral y democratizar la participación al interior de los partidos. Si los problemas de corrupción, que pueden ser sólo una muestra de algo más amplio, intrincado y transversal a la sociedad chilena, no son corregidos con oportuna severidad por el Gobierno y los partidos políticos, habría que buscar otras formas de hacernos oir y respetar. Están en juego la dignidad de las personas y el futuro de este país, que se debate entre la realidad del modelo económico neoliberal imperante y los anhelos de superación material y espiritual de su gente. De lo contrario, no tendríamos más opción que superar la "rebelión de los pingüinos" y gritar con toda la fuerza del alma: ¡Basta! y ..."echar a andar".

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